La importancia de la luz en la arquitectura viene de tiempos inmemoriales. El interés del ser humano por la luz y su incidencia en los espacios hacen que éste sea un elemento diferenciador a la hora de crear y de entender la arquitectura.
Louis Kahn decía: “El sol nunca supo de su grandeza hasta que incidió en la cara de un edificio”.
Si hay algo que afecta de una manera transversal a la imagen de un espacio y que se convierte en una condición indispensable para que se pueda generar la arquitectura en sí, eso es la luz natural. Es un elemento capaz de diferenciar espacios y de imprimir carácter en ellos.
La iluminación aporta un valor emocional en la arquitectura, creando experiencias para quienes disfrutan los espacios en la que es utilizada adecuadamente.
Hoy hacemos uso de la iluminación como complemento de la luz natural, un elemento fundamental para crear los espacios e incluso darles el uso que les corresponde. Gracias a la combinación con la iluminación artificial se consigue el equilibrio necesario, que se traduce en una apreciación cromática correcta y, por tanto, en el bienestar de las personas que ocupan la estancia.
Una iluminación excesiva causa malestar por el exceso de estimulación de los nervios oculares. Por el contrario, un nivel deficiente de iluminación provoca fatiga ocular. Una iluminación equilibrada mejora el estado de ánimo y contribuye a mantener un ambiente de trabajo y de vida saludable.
Desde un punto de vista energético, la iluminación representa, aproximadamente, el 20% del consumo eléctrico de un edificio. Resulta por tanto inevitable pensar en la eficiencia de la iluminación cuando se diseña un espacio. No se trata sólo de utilizar iluminación de bajo consumo, sino de facilitar la iluminación adecuada en el momento necesario, proporcionando la intensidad y color de luz apropiados al uso que se hace del espacio y al tiempo que se está ocupando.
Como conclusión, el diseño de la iluminación debe conseguir el equilibrio entre la consideración arquitectónica del espacio, el bienestar de las personas y la eficiencia energética de la instalación.
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