Una de las confusiones más habituales dentro del sector de la construcción se produce al tratar de distinguir los conceptos Reforma y Rehabilitación. Establecer la diferencia entre ambos tipos de actuaciones es complejo y, en algunos casos, se puede dar lugar a confusión entre ellos. Por ello, es importante que, tanto el cliente como la empresa elegida, entiendan a qué tipo de obra se están enfrentando antes de comenzar el proyecto.
Reforma y Rehabilitación son intervenciones diferentes y, por ello, tendrán características y necesidades distintas, y requerirán de distintos procedimientos para su desarrollo. Es aquí donde reside la importancia de escoger una empresa especializada en reformas y rehabilitaciones de oficinas para realizar nuestra obra.
El concepto de reforma implica el cambio, modificación o sustitución de los elementos estéticos de un lugar. Por ello, llevar a cabo una obra de este tipo puede implicar cambios en la distribución, los acabados, los materiales u otros elementos que se encuentran en buen estado y cuya sustitución se debe a razones más bien estéticas o funcionales.
Las reformas de espacios de trabajo suelen tener como objetivo su mejora en base a las preferencias de los clientes, implicando los cambios necesarios para ajustarlos a las nuevas necesidades estéticas o funcionales de cada compañía.
En este sentido, es importante tener en cuenta la organización de la oficina, determinado el mejor emplazamiento para las diferentes áreas de trabajo, y poniendo a disposición de los trabajadores zonas comunes y áreas de descanso para conseguir un clima favorable al trabajo colaborativo. En Antana somos expertos en este tipo de proyectos gracias a nuestra amplia experiencia en reformas de oficinas para uso de coworking.
Los materiales y sistemas de construcción, y los acabados, son los elementos diferenciadores de cualquier obra de calidad. No solo ejercen una labor estética, sino que tienen una incidencia directa en la funcionalidad de los espacios y, por ello, deben ser escogidos meticulosamente y en base a las necesidades del cliente. Una reforma de calidad podría incluir la instalación de materiales más modernos y duraderos en divisiones interiores (tabiques/mamparas de vidrio que mejoran la luminosidad de los espacios, ambos con adecuadas prestaciones de aislamiento acústico, solados resistentes de fácil mantenimiento, techos fonoabsorbentes suspendidos con iluminación integrada, etc.).
Un mobiliario vanguardista y de calidad es uno de los elementos fundamentales para crear un espacio acogedor y diferenciado. No solo basta con elegir un equipamiento ergonómico y funcional, sino que también debe responder a las necesidades estéticas de la oficina. Una cuidada selección de mobiliario puede incluir escritorios ajustables en altura, sillas ergonómicas, sistemas de almacenamiento inteligente o incluso espacios de trabajo colaborativos como mesas compartidas, todo ello bajo una misma línea estética.
Una obra de rehabilitación implica el cambio, modificación o sustitución de elementos como tabiques, materiales, acabados o instalaciones que no se encuentran en buen estado o que no es posible utilizar y que, por ello, necesitan ser cambiados para mejorar la usabilidad del espacio.
El concepto de rehabilitación está recogido en el Código Técnico de la Edificación (CTE), vigente desde el año 2006, y en él se explica que se atenderá como rehabilitación los resultados de:
Dentro de una rehabilitación, podemos encarar la mejora de diferentes aspectos de una oficina, como por ejemplo:
Para conseguir una funcionalidad adecuada en una oficina es esencial tener en cuenta su accesibilidad. Esto implica instalar mejoras de acceso a las diferentes estancias de la misma mediante la instalación de rampas, ascensores o baños accesibles, así como la eliminación de barreras arquitectónicas que dificulten estos accesos.
Durante la rehabilitación de un espacio de oficinas, es importante considerar maximizar la eficiencia desde el punto de vista energético y sostenible. Para ello, podríamos considerar mejorar las prestaciones de la envolvente mediante la instalación de aislamientos térmicos y la renovación de carpinterías de fachada, la incorporación de fuentes de energía renovable como paneles solares o sistemas de geotermia, o decantarnos por la selección de materiales de construcción ecológicos y de bajo impacto ambiental para dicha rehabilitación.
Una vez establecido el objeto de cada uno de estos dos tipos de proyectos, podemos conocer cuáles son las características que los diferencian. Aunque sean proyectos similares, la reforma responde a necesidades más puramente estéticas o de gusto personal, y suelen ser obras de una envergadura más pequeña.
Por su lado, un proyecto de rehabilitación, responde a razones funcionales del espacio o estructurales. A diferencia de las reformas, no está sujeto a razones estéticas, sino que su objetivo principal es el de reparar o restaurar elementos que no están en un estado apto para su uso y comprende la mejora de las instalaciones interiores del espacio, la fachada o el tejado, o elementos estructurales.
En cualquiera de los dos casos, es importante trabajar con un equipo de profesionales que conozca cada uno de estos dos procesos constructivos al detalle. De esta manera, será posible asesorar de manera argumentada al cliente cuál de estos dos tipos de obra requiere su espacio, en función de las necesidades tanto del establecimiento como de los requerimientos que en él se buscan satisfacer.