Nos gustan las fachadas por las que se nota que ha pasado el tiempo. Las irregularidades nos cautivan. Esos desconchones que son como pinturas abstractas. A muchos artistas contemporáneos les gustaría tener tanto gusto, poesía y técnica como la que tiene el tiempo pintando nuestras fachadas. No obstante, hoy vamos a desacreditar a este grandioso artista que se llama el pasar de los años.
A la hora de sopesar la rehabilitación de un edificio histórico, el estudio minucioso de la salud de la fachada es fundamental ya que todas esas bellísimas obras de arte pueden ser, en realidad, indicios de que la fachada no está trabajando adecuadamente.
Los problemas más habituales en fachadas vienen derivados de la degradación de materiales por el paso del tiempo, de la acción de agentes externos y de rehabilitaciones mal proyectadas o mal ejecutadas. Estas causas producen:
- Fisuras, provocando humedades por filtración y eflorescencias
- Falta de transpiración de la fachada, generando bufado de revestimientos, aparición de condensaciones y, a su vez, nuevas fisuras
La fachada es la piel del edificio, debe impedir la entrada de agua y de agentes externos, pero debe permitir la salida de humedad. Si no funciona adecuadamente, el edificio muere.
Existen diversos métodos de limpieza de fachadas: con agua (pulverizada, caliente, a presión…); químicas con ácidos o alcalinos; con geles o pastas absorbentes; abrasivos (proyección de partículas a alta presión o micronizado); biológicos (con bacterias); ultrasonidos…
Cualquier producto que se aplique a una fachada para sellar, consolidar o revestir debe ser permeable. Se pueden utilizar pinturas al silicato o pliolite pero, en ningún caso, pinturas de base plástica que impidan la transpiración. En cualquier caso, la preparación de la base, eliminando suciedad, pinturas viejas, musgos… es fundamental para el buen funcionamiento de cualquier revestimiento.
Antana presta especial atención a las fachadas en sus obras de rehabilitación de edificios históricos. Tan importante es recuperar la imagen original del edificio, como garantizar el buen funcionamiento de todos sus elementos.