En los últimos meses, la inversión inmobiliaria en las principales ciudades de España se ha incrementado de manera significativa. Dicha inversión se ha concentrado en las zonas «prime», en las que la mayor parte de los edificios tienen más de 100 años.
En este post queremos compartir nuestra experiencia en restauración de edificios históricos. Estas obras son especialmente interesantes ya que, habitualmente, conllevan tanto actuaciones estructurales como actuaciones de restauración de elementos protegidos.
Las actuaciones estructurales en este tipo de edificios pueden tener distintas causas:
- Deterioro de los materiales estructurales (corrosión de acero, pudrición de madera…)
- Sobrecarga de cimentación y estructura derivado de nuevos usos o de construcción de nuevas plantas
- Variación de las condiciones del entorno (nuevas cargas adyacentes, variaciones en nivel freático, lavado de áridos…)
- Cambios de distribución que afectan a elementos estructurales
Estas actuaciones van desde recalce de cimentaciones (micropilotes, bataches, inyección…) hasta refuerzos de estructuras verticales y forjados. Para su ejecución, es necesaria una elevada experiencia y conocimiento técnico porque, habitualmente, no se dispone de información cierta sobre la situación de la edificación.
Las actuaciones de restauración de elementos protegidos vienen motivadas por la degradación de los materiales provocada por el paso del tiempo. Estas actuaciones requieren experiencia y habilidad artesanal y van desde restauración de molduras de escayola, cerrajería, carpintería de madera y revocos, hasta reparación de cubiertas y de fachadas mediante diferentes técnicas (mecánicas, químicas y biológicas).
Por tanto, resulta conveniente que este tipo de obras de rehabilitación de edificios históricos sean ejecutadas por empresas constructoras especializadas que cuenten con personal que, además de conocimientos y experiencia técnica, dispongan también de una elevada sensibilidad arquitectónica.